¡JESÚS RESUCITÓ!!!
¡ALELUYA!!!
Felicidades a todos... sintamos en lo más profundo de nuestro corazón el acompañamiento de Jesús, no nos abandonó en Cuaresma ni mucho menos en Semana Santa, más bien nos ha fortalecido
y ahora en Pascua
Resucitado con Él...
Resucitemos del dolor, miedo, tristeza
enfermedad, todo esto lo trasciende el Señor
en nuestras almas...
Tenemos FE. Creamos en Él...
La Madre recibe el desposorio espiritual un Domingo de Resurrección
(relectura de Escondida en Jesús)
En el centro
está el “desposorio espiritual” que tiene, para la Madre, una fecha muy
concreta: El 25 de Marzo de 1951, Domingo de Resurrección y a la vez fiesta de la Anunciación y de la
Encarnación.
Después de
una Semana Santa vivida con especial intensidad, llega la mañana del Domingo de
Resurrección. Casi a las once, la
Madre queda en éxtasis. Están en ese momento con ella el P.
Manuel, que anota todo lo que ve y oye, y D. Vicente, un médico amigo del P.
Manuel que se encontraba de visita. Al final del éxtasis, se ha escuchado
claramente la despedida: “adiós esposo mío... adiós Madre mía”... Suceden dos éxtasis más en este mismo día, a
la una del mediodía, más o menos, y a las ocho y diez de la tarde. Las notas,
casi telegráficas del P. Manuel, nos dan una descripción externa del
acontecimiento. De manera sencilla y viva, la Madre explica sus vivencias interiores en las
“frasecitas” que escribe en su agenda en días posteriores.
“Vivo en la
tierra, como un cuerpo pesado. Yo ya no
vivo en mí. Permanezco en la tierra como
muerta, pues me has arrebatado lo íntimo de mi ser. No tengo una fibra que me pertenezca. Soy toda tuya, Jesús.
No haya
nada, Jesús mío., que me saque de este endiosamiento en que estoy sumida. Quiero, viviendo en la tierra, vivir muerta
para ella, sólo pendiente del dulce objeto de mis amores, mi Amante Esposo.
¡Qué santo
arrebatamiento embarga mi alma, dulce Esposo mío! No puedo vivir en la tierra, aunque estoy en
ella, y mi interior y exterior, sólo encuentra conversación en Ti. Tu dulce compañía hace sabrosa mi estancia
aquí, ¡oh Jesús!”.(F 1951-Marzo)
La Madre vive su vida interior en unión
permanente con Jesús y María, experimentando su desposorio místico.
Arrobamientos, raptos de amor... Siente que una fuerza interior inexplicable se
apodera de ella quedando su cuerpo como falto de vida. No puede evitarlo.
Se apodera
de mí una fuerza interior que no puedo expresar, y me parece soy arrebatada de
la tierra en mi interior y ante este rapto de algo muy íntimo mío, el cuerpo
queda sin ánimo, sin fuerza y falto de vida... Es tanta la violencia que esto
hace en mí, que gritaría reclamando amor para Jesús. No sé si alguna vez lo
habré hecho... Me dan ganas de ir por el mundo entero dando a conocer quien es
Jesús. Quisiera a todo trance evitarle todo sufrimiento. Desearía hacer sentir
lo que yo siento... (CPM 95)
Oramos
Por el mundo entero, para que en estos momentos más que nunca, Jesús nos Resucite de nuestro yo anterior a ser transformados para Gloria de Dios... Resucitados de lo que ofrece el mundo, del miedo, enfermedad, de las ansiedades ante las crisis,
Fortalece Señor nuestro Espíritu
en medio de esta crisis mundial
ante la desocupación, despido laboral, muerte, tristeza, soledad y tantas situación negativas que enfrentamos...
Llénanos de tu Santo Espíritu, que seamos átomos de tu infinito Amor, para llevar a otros hacia Ti...
Señor te amamos y ponemos en tus Santas Manos
a los Enfermos del Covid 19, a los desempleados,
a los que en Soledad sufren el aislamiento, la incomprensión,
a los que quieren terminar su vida porque no tiene sentidos.
En tus manos ponemos todas nuestras preocupaciones,
solo Tu Sanas, solo Tu nos das la Paz
Solo Tu conoces lo que más necesitamos....
Gracias Señor por Escucharnos...
Amén