Mansedumbre

Si la humildad es la virtud básica que envuelve toda la vida de Madre María Luisa, y  ha sido definida por los que la conocieron como una persona de una gran humildad, la mansedumbre es una tarea concreta de toda su vida. Por otra parte, la mansedumbre está siempre conectada con la bondad y el amor misericordioso de nuestro Dios que ella experimenta.

A partir de los ocho o nueve años, en las diversas faenas que realiza en el Asilo va aprendiendo a ejercitar la paciencia y, sobre todo, la que será una virtud clave en su vida: la mansedumbre.

En el año 1949 encontramos un texto de un gran contenido teológico y espiritual sobre la práctica de la mansedumbre (C 16 de Agosto de 1949). Es un texto muy bonito que emplea como sinónimo de la mansedumbre la “dulcedumbre” y que se aplica a todos los ámbitos de la existencia cotidiana: Dulces con Dios, dulces con el prójimo, dulces con uno mismo y dulces con los sucesos. Estos textos son un programa de vida para el proceso de adquisición de la mansedumbre. 

En este ejercicio de la mansedumbre hay, con mucha frecuencia, en Madre María Luisa una queja de insuficiencia y de imperfección en su cumplimiento. Esto revela una lucha permanente en ella por conseguir el objetivo de su adquisición lo más perfecta posible. Es su campo de batalla espiritual.



El 16 de Marzo de 1950, en mitad de la Cuaresma, escribe en la Agenda una “frasecita” que es como un eslogan que marcará su compromiso espiritual, y que expresa a la vez su gran humildad.
“He sentido tristeza por mi falta de mansedumbre, pero al mismo tiempo me lleno de alegría, porque seré tenida justamente en lo que soy. Dame tu dulcedumbre” (F 16 de Marzo 1950)


En el tiempo próximo a su muerte sigue presente este ejercicio de superación para que su humildad aplicada a la relación con los demás sea claramente un ejercicio virtuoso de mansedumbre.
“Todos estos días me estoy empleando en hacer vencimientos de mi propio carácter, me refiero a estos arrebatos que tengo, que me impiden imitar la mansedumbre de Jesús” (CPM 590)

Murió el 5 de Junio. Había conseguido la mansedumbre y ella, que nunca dejó de ser radicalmente humilde, ya era “pequeña de verdad”. 

Tomado del Perfil de Madre María Luisa de Don Alfredo Tolín.