Hermana María, 
Testimonio de Amor



Sus funerales fueron hoy a las 4 PM en la Casa Madre, Hellin, Albacete.


Semblanza de Hna. María

Hna. María, (Gloria Encarnación) nace en Alcadozo, Albacete el día 04 de septiembre del año 1935, hija de Enrique González y Trinidad González. Fue bautizada el día 11 de octubre del mismo año. Tomó el sacramento de la Confirmación el 30 de septiembre del año 1943 a los ocho años.
Cursó sus estudios primarios y básicos en Tobarra, donde vivió sus años de infancia, adolescencia y parte de su juventud. 
Ingresó en la Congregación Religiosa de Misioneras de la Caridad y la Providencia a los 21 años, el día 08 de noviembre de 1956, cumpliendo este año 62 de entrega incondicional a Jesucristo y a la Iglesia.
Su etapa de formación fue seguida por la actual Superiora General Madre María Jesús Huerta. Realizando su Primera Profesión religiosa el 05 de Noviembre de 1959 y la Profesión Perpetua el 08 de septiembre del año 1963.
Ya en la Congregación estudió Magisterio, Psicología, Administración y Biblia, casi todos en la Ciudad de Murcia. Uno de los trabajos que más realizó fue en el campo de la enseñanza, tanto en España como en América, mostrando siempre su gran calidad y eficiencia en el trato con los niños, jóvenes, profesores y padres de familia. Sus mejores años en la Educación los desempeñó en Madrid, Hellín, San José de Costa Rica y Albatana, dejando en todos los lugares por donde pasaba un
buen sabor de Dios.
Dentro del campo misionero trabajo en Hellín, Yeste, Madrid, Jumilla, Alajuela (Costa Rica). Así mismo apoyó con su testimonio de buena misionera a las Comunidades de Remedios (Panamá) y Viana (Angola). En los últimos años de su vida su labor misionera se centró en Hellín, colaborando activamente en la Pastoral de la Salud, visita a enfermos y hogares, Educación de Adultos, Cáritas, distribución de alimentos a los pobres.
Desde joven tuvo la responsabilidad de Superiora en varias Comunidades hasta el sexenio anterior, desempeñando esta misión con mucha humanidad, sencillez y cariño. Ejerció los cargos Generalicios de Ecónoma y Vicaria General.
Los que más le hemos conocido sabemos que tenía un alto amor mariano y eucarístico, enorme celo por el bien de la Iglesia Diocesana y universal, así como un amor especial por los más desfavorecidos, de esto muchos de los hellineros que hoy estáis aquí sois testigos.
Después de una larga enfermedad en la cual dio muestra de una verdadera Víctima de Amor, hija de Madre María Luisa, entregó su alma a su Esposo y Señor con una paz exquisita el día 19 de noviembre a las 23:35 horas en Albacete en compañía de Hermanas y familiares.
Fue deseo de Hna. María que se leyera en su funeral el siguiente texto de San Agustín, dejándonos con ello lo que ella ha vivido.
La muerte no es el final. De San Agustín
“La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado. Yo soy yo, vosotros sois vosotros. Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente. No toméis un aire solemne y triste.
Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra. La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? Simplemente, ¿por qué estoy de vuestra vista? Os espero; no estoy lejos, sólo al otro lado del camino. ¿Veis? Todo está bien.
No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el cielo!
¡Si pudierais oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos! ¡ Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontrareis su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. AMÉN”

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Homenaje a Hermana María