Santísima Trinidad

Fragmentos de Escondida en Jesús
del Padre Alfredo Tolín

El día 23 de Marzo, experimenta una visión intelectual de Jesús y de la Trinidad, y dardos de fuego en su corazón. En la carta del día 24 describe brevemente, y dentro de lo inefable, su experiencia. Entre otras cosas dice:

 “Continúo lo mismo, Padre. Es un amor tan fino y delicado el que en mí siento que no puedo explicar la magnitud de su grandeza. Me siento herida con una llaga que, lejos de desear sea curada, anhelo porque sea más profunda, ya que creo que en la gravedad de ella está mi unión con Dios...

Ayer, domingo, en la oración de la tarde, estaba toda embebida en todo cuanto le voy explicando, cuando se me mostró lo siguiente, que yo juzgo para mí que se trataba de una explicación de cuanto le llevo dicho. Vi a Jesús que, acercándose a mí, me tocaba suavemente y me hacía gustar, con este toque, delicias como jamás he sentido...

Me veía al mismo tiempo transformada, con una belleza y hermosura cual no existe en la tierra...

 Los Rostros de Padre e Hijo se congratulaban de su obra y se sentían como orgullosos de su labor en mí. Mientras esto sucedía, del pecho de ambos salían dardos de fuego que eran recibidos por otra tercera persona. Esta no tenía cuerpo material ni espiritual. Figuraba un ave de fuego. Dicha ave, que creo sería el Espíritu Santo, clavaba, con fuerza y suavidad a la vez, los dichos dardos en lo más profundo de mi alma, dejándome llagada en toda su totalidad, y con ansias crecientes de ser llagada de muerte, pues solo así se rasgará el fino velo que de Dios me separa”.(CPM 256)

 "Continúo sintiendo en mí cuanto le decía en las últimas. A veces, me siento invadida por esa viva y suave llama totalmente. Me veo llena de las perfecciones de Dios y como envuelta en su amorosa esencia”.(CPM 259)

 Las cartas del mes de Mayo, están llenas de experiencia mística en acción. “No soy yo, es Cristo quien vive en mí”, decía San Pablo. Esto mismo siente la Madre, con admiración y agradecimiento. Y aumentan las ansias también fuertes, de que todo el mundo conozca el amor de Jesús. Como dejó escrito en CONFIDENCIAS, la gente que no ama a Jesús es simplemente porque no le conoce. Si se le conoce, es imposible no amarle.

 "En todo momento lo siento en mí, pero así como si mi alma hubiera dejado de existir para que viva Él. Vivo porque mi cuerpo tiene vida, pero en el espíritu no soy yo quien vivo. Es Él. Ya, padre mío, no se trata de una comunicación o simple encuentro. (Me da vergüenza decírselo, pues comprendo mi indignidad y lo poco o nada que he hecho por alcanzarlo) pero yo creo que he sido colocada, por el mucho amor de Dios y la Misericordia de la Madrecita, en la unión más perfecta a que podía ser elevada sobre la tierra. Dios mora en mí. (No sé si digo un disparate). Soy Dios por participación. Pues en Él amo, vivo y me muevo... (CPM 284)

 



 

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